14
Jun
08

«Convoy», camioneros a la fuga

Pude ver el otro día «Convoy», de Sam Peckinpah, una película que podría emitirse perfectamente en las televisiones en estos días del paro de transportes para ‘aprovechar el tirón’ de su temática. Siempre ha sido considerada como una película completamente prescindible, pero yo quiero romper una lanza por ella; es cierto que no es ni mucho menos la mejor de Peckinpah, aunque no es tan aborrecible y desastrosa como algunos la describen (por ejemplo, Rubén Lardín, en «Sam Peckinpah, hermano perro», dice que su interés cinematográfico es «nulo»). Quizá contemplar a un gran director desperdiciar su talento en productos menores tenga algo que ver, pero «Convoy» es una obra interesante al profundizar en el mundo y la estética ‘peckinpahiana’, y una película distraída y agradable para pasar un rato viéndola.
Trata de un grupo de camioneros que, en «protesta por la corrupción policial» y contra un sheriff tiránico, organizan un convoy en ruta hacia la frontera mexicana, pues el protagonista, un admirado camionero apodado «El Pato» (Kris Kristofferson), está huyendo de la ley por agredir al mencionado sheriff, un eficaz Ernest Borgnine. La primera mitad es quizá de lo mejor y más entretenido del filme, que flojea un tanto a medida que las ideas se van agotando ya que el tema no da más de sí (el argumento está basado en una canción country de C. W. McCall).
El rodaje fue calamitoso, aunque hay que reconocer los esfuerzos de Peckinpah -pese a no ser todo lo productivos que hubiera querido-: según podemos leer en el libro de Garner Simmons, «Vida salvaje«, el director hizo cuanto pudo por sacar algo especialmente provechoso del proyecto e imprimirlo de cierto interés; incluso introduciendo desesperadamente «pseudofilosofía» para tratar de dotarlo de una trascendencia, hasta que asumió que esto «no iba a servir para nada». «Quería convertir el mundo de los camiones en un microcosmos de la sociedad estadounidense moderna. Pero cuanto más se esforzaba, menos éxito tenía». «Estaba desesperado por hacer una gran película (…). Y en su defensa, he de decir que sus intenciones eran sinceras». La idea era convertir a los camioneros en unos «vaqueros modernos», usar el formato de una road movie para seguir con los valores que Peckinpah plasmaba en sus westerns. Pero la película no llegaba a tener una estructura coherente pese a los intentos del director, hasta el punto de que incluso éste se sorprendió cuando se llegó a un montaje preliminar para los ejecutivos de la productora con un cierto orden, «con su principio, su medio y su final».
Garth Craven, uno de los montadores, decía que Sam «no tenía mucho material con el que trabajar», «hizo lo mejor que pudo con lo que le dieron. Sencillamente, no había nada que sacar de allí».
Pese a todo, «Convoy» es una película que se deja ver, aún teniendo una trama un tanto forzada y hasta absurda en ocasiones; además, fue el mayor éxito en taquilla de su director (aunque el artículo en la Wikipedia española señale erróneamente lo contrario), algo injusto para el autor de «Duelo en la Alta Sierra» o «Grupo Salvaje«. Aparte, tiene puntos en común con obras ‘peckinpahianas’, como cuando los camioneros pretenden rescatar a uno de sus compañeros o luego «El Pato» se enfrenta a las fuerzas del orden, que nos recuerda vagamente al final de «Grupo Salvaje».
Aún una mediocre película de un buen director tiene hallazgos y momentos interesantes, por ello recomiendo echar un vistazo a «Convoy». No es una gran película al ser un tanto plana, sino más bien sencillamente entretenida, pero siempre es un placer pasar un rato con los personajes y el mundo particularísimo que plasma un director con la personalidad de Peckinpah.



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